Autor: Lázaro David Najarro Pujol
Fecha: Julio 8, 2009
Actualizado: Febrero 6, 2020
En todo ese esplendor, el visitante podrá deleitarse con las hermosas estalactitas y estalagmitas, las formaciones cristalinas de aspecto transparente y brilloso poco común en el mundo de las cavernas.
Las Cuevas de Bellamar es uno de los tantos atractivos turísticos de la provincia de Matanzas, a 100 kilómetros al este de La Habana. Las cuevas están ubicadas en lo más alto de una colina a unos cinco kilómetros del centro histórico de la ciudad, famosas en el mundo entero por sus especiales formaciones, restos marinos estimados en más de 25 millones de años, su flora característica y sus leyendas.
Esta joya del sistema cavernario cubano (Monumento Nacional) fue descubierta por casualidad en febrero 1861 al sur de la bahía de Matanzas. Posee unos 23 kilómetros de galerías y más de 780 hectáreas de extensión.
Cuentan que previendo que se convirtiera en refugio de los cubanos insurrectos, la cueva, uno de los más bellos paisajes subterráneos del país, estuvo cerrada por varios años, durante la Guerra de Independencia.
Según The Rotograph Co., N.Y. City (Alemania). Edición de 1906: “un esclavo perdió su barreta al abrir un hueco en el suelo tratando de remover una roca de cal. Aparentemente el esclavo, y aun del mayoral, se imaginaron que la tierra se había tragado la barreta porque aquello causo espanto. Don Manuel Santos Parga, el dueño de la finca donde se encontraba la cantera de estas rocas que eran llevadas a un horno de cal que también estaba en esa localidad, pido explicaciones y al cabo de dos meses al no recibir respuestas se dirigió al lugar de los hechos.
José V. Betancourt, quien narró lo sucedido en 1863, dice: “Es el caso que como Parga viese que el mayoral no obedecía sus órdenes ya corridos dos meses, un día se fue él con la gente (el mayoral y los esclavos) al punto en que había desaparecido aquella (la barreta) ordenando se trabajase allí; y apenas se había abierto un espacio de poco más de una vara, salió por el agujero practicado una gran corriente de aire repugnante de olor; caliente y como humoso; no retrajo a Parga eso, sino antes por el contrario, continuando el trabajo pudo convencerse de que aquello era la entrada de una cueva y con arrojo que rayaba en temeridad siguió ensanchando la abertura y después aventuró un descenso empleando una escala que fue preciso alargar y en llegando a lo que pareció el suelo se encontró envuelto en tinieblas. Mas como él fuese gran práctico en punto a minas, no se arredró y se propuso explorar la caverna, dominado sin embargo por la idea de que allí había algo: era Colón entreviendo el nuevo Mundo...”.
Algunos investigadores plantean que la cueva era parte de la bahía de Matanzas, pero que a consecuencias de movimientos en las capas terrestres, esta zona emergió, formando las terrazas marinas que se notan en los terrenos en la ciudad de Matanzas y sus alrededores. Desde su revelación casi se convirtió en el primer centro turístico de Cuba.
Una especial atención brinda, entre otras instituciones, la Sociedad Espeleológica de Cuba y la Fundación la Naturaleza y el Hombre, con el objetivo de minimizar los efectos causados por el descenso de personas a las profundidades, durante más de un siglo.
Sobresalen por su belleza, el famoso Baño de la Americana, El Huerto de las Zanahorias, La Capilla de los Doce Apóstoles, Doña Mamerta y el Manto de Colón, este último de 12 metros de altura. También sobresale el Salón de las Esponjas, una galería ubicada a 25 metros bajo el Salón Gótico (a la entrada de la caverna y es una cámara de forma cuadricular y mide unos 80 metros de largo por unos 25 metros de ancho). Pero la cavidad se extiende hacia el este y el oeste logrando una longitud que sobrepasa los tres kilómetros de largo de varias galerías que corren paralelas y a varios niveles
. En todo ese esplendor de la Cueva de Bellamar, el visitante podrá deleitarse con las hermosas estalactitas y estalagmitas, las formaciones cristalinas de aspecto transparente y brilloso, poco común en el mundo de las cavernas; la Galería de los Dos Lagos, el pasadizo de Hatuey, el Salón de las Damas y el Lago de las Dalias .
Autor: Lázaro David Najarro Pujol
Fecha: Julio 8, 2009
Actualizado: Febrero 6, 2020