La cultura cubana es un crisol donde se funden manifestaciones culturales de 3 continentes: Europa, Africa y Asia lo que le ha dado esa dimensión de universalidad de la que goza. De allende la Mar Océano llegaron desde España en sus barcos los conquistadores y como consecuencia de esa gesta -no incruenta- desaparecieron los aborígenes en apenas 40 años, víctimas de enfermedades desconocidas hasta entonces, de malos tratos y del fuego de los arcabuces y el golpe de las espadas.
Después llegaron, también en barcos, los esclavos africanos traídos para atender la creciente economía de plantaciones y ya en el siglo XIX llegaron culíes chinos, colonos franceses desde Haití huyendo de las huestes de Toussaint L'Ouverture y más tarde siguieron llegando españoles de Islas Canarias, Galicia y demás regiones de la Península Ibérica y llegaron también norteamericanos, suecos, japoneses, judíos y de toda esta diversidad surgió la unidad, una cultura propia que se gestó a lo largo de los siglos y que es producto del mayor de los mestizajes. Fernando Ortiz, un eminente sabio cubano, estudió este proceso y le llamó transculturación.
La cultura cubana ha sido pródiga en personalidades en todos los géneros culturales y ha dado al mundo tanto manifestaciones musicales como el son -precursor de la tan popular salsa- y el chachachá como literatos y poetas de la talla de José María Heredia, José Martí, Guillermo Cabrera Infante, Reinaldo Arenas, Dulce María Loynaz, Alejo Carpentier, José Lezama Lima, Nicolás Guillén o Eliseo Diego, o pintores de fama internacional reconocida como Wilfredo Lam, René Portocarrero o Tomás Valdés, o exponentes de la danza como el Ballet Nacional de Cuba.
Al definir la esencia de la cultura cubana hay que considerar la valoración de dos elementos fundamentales: su orientación integradora y su vocación universal, no existe una sin la otra.
La música cubana
Música tradicional cubana en un bar en La Habana
La música es con casi toda seguridad la manifestación artística cubana más difundida en el mundo. Ya desde principios del siglo XX la música cubana se expandió fuera de los límites de la isla y desde entonces han tenido similar éxito la mayoría de los ritmos que han surgido, estableciendo pautas incluso a nivel internacional. De los ritmos populares cubanos los más difundidos son el son, el danzón, el chachachá, el mambo, la actual salsa, que es una derivación del son. Además, haciendo gala de la universalidad de la cultura cubana, también existen un jazz cubano, así como un hip hop y rap cubanos, con raíces en el jazz de Estados Unidos y el reggae de Jamaica y con un altísimo nivel internacional.
El Sincretismo como una expresión de la cultura cubana
Bailarines en una conga de carnaval
Cuba es una isla, pero a la vez es más que playas, ron, mulatas rumberas o puros. Cuba es su gente, sus tradiciones, su cultura y sincretismo. Porque de ese ajiaco al que pertenecemos como nos calificara el etnólogo Fernando Ortiz, está recogido nuestras creencias y religiones como resultado de grandes mixturas e hibridaciones; unas más arraigadas en el tiempo que otras pero que determinan la cubanía de este pueblo. Se hace evidente afirmar que África está enraizada fuertemente en este país, y esto resalta por encima de otras sociedades donde no tiene tanta presencia las tradiciones africanas.
Las diversas creencias de este continente traídas a la nación por los negros esclavos, se mezclaron y confundieron entre sí, recibiendo una influencia del catolicismo que era la devoción de los españoles y sus descendientes criollos. Todo ello marcó la religiosidad popular.
A los esclavos les era prohibido practicar su religión y se les obligaba a reverenciar a los santos católicos, por lo que estos comienzan a nombrar a dichos santos como a sus propios ídolos, por ejemplo Santa Bárbara es también conocida como Changó, la Virgen de la Caridad es llamada Ochún, entre otros más. Todo este misticismo ha encontrado su espacio dentro de las manifestaciones artísticas. La plástica y la música como expresión de ritmos y melodías de esta nación, son una muestra dentro del arte que tiene como protagonista en no pocas ocasiones, la confluencia entre lo criollo y lo africano.
El Sincretismo religioso como parte de la cultura en Cuba
La obra artística, como creación del hombre evidencia las ideas de su exponente, sus inquietudes y apreciaciones estéticas. A la vez, expresa su realidad circundante. La plástica cubana recorre las diferentes etapas de la evolución de las creencias afrocubanas. Hubo un férreo catolicismo impositivo en los tiempos de la colonia que enfrentó el sincretismo de las religiones africanas, especialmente la yoruba. De ese proceso, se quedó una huella en el desarrollo de la nacionalidad cubana, y se selló una peculiar religiosidad popular, plagada de creencias y supersticiones que se adaptaron con facilidad a las necesidades del creyente.
Ese espíritu se vio calcado en el Vanguardismo con los trabajos pioneros de Eduardo Abela, Carlos Enríquez y Wilfredo Lam, esa línea de trabajo se continuó desarrollando a lo largo del siglo XX, fundamentalmente dentro del Nuevo Arte Cubano. En la actualidad es una fiel expresión de todo el mestizaje cubano que caracteriza a este pueblo.
La música afrocubana tiene sus raíces claramente definidas como sucedió en la plástica, en los ritmos de los esclavos. Aunque vinieron de diferentes etnias, como efik, arará, abakuá, ewe-fon y bantúes, sin dudas los que más aportaron a la cultura cubana, específicamente a la música, fueron los yorubas, con su religión y sistema de bailes y tambores batá. Por eso muchas veces a la música afrocubana algunos le denominan música yoruba, pero en general su origen es música religiosa profana yoruba, congo, abakuá, rumba y conga.
Como fiel exponente tenemos a Merceditas Valdés, considerada como «La Reina de la Música Afrocubana». Merceditas reinó de manera insuperable durante más de 50 años en los escenarios de Cuba y de América Latina llevando los cantos llamados de base, es decir, los rezos lucumies o yorubás como decimos ahora, y los congos y ararás a la radio, a la televisión y a los teatros. De esta manera contribuyó con su canto a fortalecer las raíces que hoy en día tanto se defiende, porque sin dudas nos identifica como cubanos.
Siendo una agrupación que tiene muchos seguidores dentro del territorio nacional, y que ha viajado por diversos países, Yoruba Andabo no ha perdido su esencia, sino que la defiende cada día con más fuerzas. Es un verdadero ejemplo de la autenticidad y la versatilidad necesaria para asumir las tradiciones folclóricas y populares, siempre representando a la gran diversidad de la esencia cubana.
Lo mismo sucede con la cantante Telmary Díaz. Su sello distintivo es su capacidad para dibujar desde partes dispares de una gama de estilos musicales para crear un todo claramente nuevo, y su música busca honrar esa tradición, fusionando desde ritmos afrocubanos, latinos, además de otros. La agrupación Síntesis es otra que se distingue por un estilo único en la integración de fuentes ancestrales y contemporáneas de la música popular cubana. Uniendo los antecedentes africanos con los procedimientos creativos tomados de estilos como el jazz, el rock, el pop y la música internacional.
Cine y Literatura, sello de la identidad cubana
Parte de la autenticidad de una nación está en la cultura que atesora. Cuba es un digno ejemplo de la variedad de esencias, tradiciones y creencias que conformaron lo que hoy tenemos, y que con orgullo han matizado la sonoridad, bailes, ritmos y colorido de esta isla compuesta por la sangre de los aborígenes, negros africanos, europeos, chinos y otras etnias; hasta conformar el típico criollo cubano. Y es que esa divergencia ha sido plasmada en el cine y la literatura.
Descifrar una historia de vida, es un gancho que emociona a todo aquel que lleve consigo ese espíritu detectivesco al puro estilo Agatha Christie; pero desengranar los mecanismos que contribuyeron a la formación de una identidad nacional, va más allá de una investigación somera que nos adentre al asunto, por eso para aprender y comprender a/de una sociedad, es necesario saber su historia y si la manera que se escoge nos produce placer, pues todo el universo conspira para que logremos el objetivo, en este caso conocer la cubanía. Ese sello que nos hace únicos y diferentes de otras partes del mundo.
Para entender el por qué los cubanos somos tan alegres y entusiastas, pero a la vez sacrificados y luchadores, se tiene que conocer el pasado. El cine es una pieza clave dentro de la historia de Cuba. Ha establecido su aporte innegable al legado cultural latinoamericano y universal. El Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC por sus siglas), Memorias del subdesarrollo, Lucía, Santiago Álvarez y Juan Padrón son referentes indispensables para todo aquel espectador medianamente culto que, en cualquier lugar del mundo, decida estudiar la dinámica y las contribuciones de la cinematografía nacional.
A medida que se fue desarrollando el séptimo arte en la isla, la sociedad fue alcanzando una cultura del buen cine que se ha mantenido con el tiempo. Y ese buen gusto por la estética fílmica se ve reflejada en las salas de cine, cuando se inauguran eventos como el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano con sede principal en La Habana, y el Festival Internacional del Cine pobre que se celebra en el poblado de Gibara, perteneciente a la oriental provincia de Holguín.
Sin dudas, muchas son las muestras fílmicas que avalan el sello de calidad que impera de manera general, en la cinematografía cubana, ejemplo de ello podemos mencionar a La Bella del Alhambra, Fresa y Chocolate, Suite Habana, Viva Cuba, o Los Dioses Rotos, tan sólo por citar una pequeña representación. Parte de los excelentes guiones de estas y otras películas, forman parte de obras literarias.
Y es que la literatura cubana es una de las más prolíficas, relevantes e influyentes de América Latina y de todo el ámbito de la lengua española, con escritores de gran renombre como José Martí, Gertrudis Gómez de Avellaneda, José María Heredia, Julián del Casal, Nicolás Guillén, José Lezama Lima, Alejo Carpentier (Premio Cervantes 1977 y propuesto para Premio Nobel de Literatura), Guillermo Cabrera Infante (Premio Cervantes 1997), Virgilio Piñera, Dulce María Loynaz (Premio Cervantes 1992) o Leonardo Padura (Premio Princesa de Asturias de las Letras 2015).
Hojas en blanco que al llenarse han transformado todo un contexto con el poder de la palabra de sus creadores. Entre los ejemplos que sobresalen podemos citar a Cecilia Valdés de Cirilo Villaverde, es considerada como la primera novela cubana. La Edad de Oro de José Martí, que es un compendio de relatos cortos sobre la fantasía, la heroicidad y a justicia, fue pensado para los niños, aunque su lectura es recomendable para cualquier edad.
Dentro del surrealismo cubano se destaca Alejo Carpentier con El Reino de Este Mundo. Surgida a partir de un trabalenguas infantil y aderezada de un lenguaje coloquial, Guillermo Cabrera Infante nos regaló Tres Tristes Tigres, obra clave dentro del llamado boom Latinoamericano de los años 60. Paradiso de José Lezama Lima, transpira aires de barroquismo que desafió todas las leyes de la literatura tradicional. Y por último para acercarnos a los tiempos actuales contamos con Leonardo Padura, maestro del realismo sucio y posiblemente uno de los escritores cubanos más influyentes de la literatura contemporánea, una de sus grandes creaciones es El hombre que amaba a los perros.
Entonces se hace inevitable para cubanos y extranjeros, amantes en general del buen cine y la literatura, o ambos, hacer una parada y adentrase en Cuba para conocer de nuestras raíces.
De un arte milenario: el Teatro cubano
Arte moderno cubano
El arte de representar la realidad desde la ficción o la ficción para construir la realidad, es una de las manifestaciones artísticas más antiguas de Cuba. Cuando se apagan las luces y se escucha las voces de los actores, se abren las puertas de la magia, y se levanta un telón de sensaciones provocados por el Teatro.
Es en el siglo XIX cuando el teatro en la Isla se define con características propiamente cubanas. A lo largo de los años numerosos artífices de la manifestación la han desarrollado en el país, desde los actores y directores hasta los dramaturgos como Carlos Felipe, Virgilio Piñera, Abelardo Estorino, y tantos otros.
La historia de las Tablas en Cuba está marcada por una fecha singular, el 22 de enero de 1869. La agrupación Bufos Caricatos representaba con éxito en el Teatro Villanueva la obra «Perro huevero aunque le quemen el hocico», original de Juan Francisco Valerio. Tres meses antes Carlos Manuel de Céspedes había iniciado las gestas independentistas, y la efervescencia revolucionaria palpitaba en toda la Isla.
Ese día y ante los gritos de ¡Viva Cuba Libre!, lanzados por espectadores, el Cuerpo de Voluntarios del ejército español interrumpió la función y masacró a decenas de asistentes. Años más tarde, se declararía el 22 de enero, Día del Teatro Cubano, como evidencia del surgimiento de un arte comprometido con la causa revolucionaria y la identidad nacional.
"Gran Teatro de La Habana de noche
Otro ejemplo es el teatro vernáculo, que utilizaba la música como elemento esencial y muchos de los números que en él se interpretaron llegaron a ser populares y cantados de manera independiente. Aunque después de 1959, este tipo de teatro tendió a desaparecer, todavía marca en gran medida la manera de hacer el arte dramático en la isla.
En la Cuba de hoy, en La Habana capital de la isla, se presentan espectáculos para los más diversos gustos, desde el teatro clásico representado con frecuencia por la «Compañía Hubert de Blanck», hasta el teatro experimental y de vanguardia de «Teatro el Público» o «Argos Teatro». Son frecuentes las recontextualizaciones de obras extranjeras que se adaptan a la realidad cubana, aunque ha habido y siguen surgiendo dramaturgos cubanos, cuyas creaciones no solo se estrenan en los teatros de toda la isla, sino que, además, han sido trasladadas al cine.
Ejemplo de ello tenemos el filme de Léster Hamalet «Casa vieja» inspirado en el clásico del teatro cubano «La casa vieja» del dramaturgo Abelardo Estorino; o «Los dioses rotos» de Ernesto Daranas, basado en la obra de teatro de Carlos Felipe Hernández, «Réquiem por Yarini».
En todas las provincias hay compañías de teatro dramático para adultos y teatro para niños. Algunos municipios más alejados de la ciudad, han creado como Teatro de los Elementos, en Cumanayagua, Cienfuegos.
En Cuba, el Festival de Teatro de Camagüey y el Festival de Teatro de La Habana son los eventos teatrales más importantes, en los que no solo se ponen piezas emblemáticas y estrenos, tanto de compañías cubanas como compañías extranjeras, sino que se reúnen actores, dramaturgos y críticos para examinar el quehacer de los artistas de la isla. Los festivales son grandes fiestas que mueven enormes masas de público hacia las salas teatrales.
Dentro del cronograma de lugares que todo buen viajero agrega a su agenda, ir a un teatro cubano puede ser el inicio de una velada extraordinaria, apreciando un espectáculo de calidad. Que no le extrañe entonces, ser sorprendido con una peculiar manera de acercarse al arte dramático, esa también es una excelente manera de conocer a Cuba.
La Fotografía cubana como sello de nuestra identidad
Foto de la Catedral de La Habana tomada en 1852
La fotografía es un recuerdo preservado en una imagen, pero también es parte del patrimonio de personas, familias, lugares o nación. Ayuda a entender las características de una época y sus costumbres. Es una garantía o por lo menos un camino para no olvidar un pasado que existió, aunque hayan transcurrido siglos. Con ello nos ayudamos para comprender el presente y enfocarnos en alcanzar el futuro anhelado.
Con el de cursar de los años se ha transformado del celuloide a la era digital, y los métodos de conservación han variado con el tiempo, pero sigue siendo un tesoro del que muchos no nos queremos desprender.
Haciendo una retrospectiva en la historia de la fotografía, se tiene constancia que a Cuba llegó el daguerrotipo muy tempranamente. En marzo de 1840 con Pedro Téllez Girón, hijo del capitán general de la isla, quien recibió desde París una cámara para hacer daguerrotipos. Desde entonces, diversos han sido los caminos de esta manifestación artística-visual, comunicacional, documental-patrimonial, y antropológica-etnológica, porque la fotografía es sin dudas, todo ello.
Según Ramón Cabrales Rosabal crítico de arte, conferencista, historiador e investigador del arte cubano, «los fotógrafos se multiplican y las imágenes invaden los medios de comunicación y las redes sociales, se hace cada vez más difícil a los críticos de arte poder hacer valoraciones más puntuales y explicitar sobre el trabajo creativo de los hacedores de imágenes. Los géneros y estilos se mezclan no solo dentro de la manifestación fotográfica, sino que ésta a su vez se fusiona con otras manifestaciones plásticas y no plásticas como la música, el performance, la instalación, el video, etc».
La fotografía es más asequible, pero a la vez más compleja. Se ha convertido en parte fundamental de la comunicación visual, la cual se ha ido adaptando no solo a los avances tecnológicos sino también a las necesidades de la sociedad. De ahí que la fotografía contemporánea está impregnada del mundo postmoderno presente en todo el arte y en su valoración influyen múltiples factores, entre los que se pueden mencionar los históricos, los documentales, los periodísticos, los sociales y lo puramente artístico.
Por todo ello, para aquellos visitantes foráneos o nacionales que estén por La Habana, pueden acudir a la muestra La imagen sin límites, que es una exposición antológica de la fotografía cubana. En ella se reúne la obra de cincuenta artistas y cien imágenes, lo que permite al espectador hacer un recorrido extensivo por el desarrollo de la fotografía en Cuba, desde su llegada a la isla en 1840 hasta el presente. La muestra estará en el edificio de Arte Cubano del Museo Nacional de Bellas Artes.
¿Interesado en la programación cultural de La Habana y del resto del país?
Se puede disfrutar de buena música, que es la manifestación de la cultura cubana de más impacto internacional, en prácticamente cualquier rincón de la isla, e igualmente sucede con las demás expresiones culturales, pero sin duda alguna hay ciudades y regiones donde la cultura cubana se manifiesta en todo su esplendor.
Para empaparse con la cultura del país hay que visitar en primer lugar la ciudad de La Habana, y también otras plazas culturales importantes como Santiago de Cuba, Camaguey, Trinidad, Remedios y Viñales, entre otras.
Si Ud. está interesado en conocer la Cartelera Cultural de La Habana y el resto de Cuba puede echar un vistazo en los siguientes sitios web:
Nota: La periodista cubana Lisandra Leyé del Toro ha contribuido decisivamente con la información brindada en esta página web sobre los temas del Sincretismo Cubano, Cine y Literatura, el Teatro Cubano y la Fotografía Cubana.