Autor: Mintur, Santiago de Cuba
Fecha: Abril 22, 2009
Motivo de atracción de turistas, los flamencos viven en grupos de gran población y en hábitats extremadamente frágiles y sensibles a la contaminación. En Cuba ocupan aproximadamente 10 410 Km2, lo que representa el 9.3% de la superficie del país y son parte importante e inseparable de la riqueza y diversidad biológica del archipiélago. El principal refugio está en la desembocadura del Río Máximo, al norte de la provincia de Camaguey.
En décadas pasadas era común ver bandadas de flamencos rosados (Caribbean Flamingo), volando en muchos lugares de las costas de Cuba, era común, por ejemplo, verlos en la ribera del puerto pesquero de Santa Cruz del Sur, en la centro-oriental provincia cubana de Camagüey. Buscaban alimentos en los manglares y ciénagas que cubrían parte de Playa Bonita. Era una visión fascinante y cautivadora todo aquel hábitat hoy desaparecido.
Entonces era frecuente deleitarse con tantas aves en pleno vuelo o posadas en las lagunas de las costas. Ahora esas escenas son invisibles incluso en la etapa de primavera, a no ser en sitios excepcionales o singulares.
Sin embargo, la imagen de flamencos volando sobre áreas pobladas se puede apreciar aún hoy día en recorridos por el pedraplén de Esmeralda, que une a tierra firme con las cayerías del sur. De igual forma de la presencia del flamenco es relativamente frecuente en los atardeceres en la playa de Santa Lucia, en el norte de Camagüey, como testigo de la existencia del paraíso, casi único, de lo que los egipcios llamaron Pájaro de Fuego o Ave Fénix.
Pero no es precisamente en los manglares de Santa Lucía donde se concentra el más importante refugio del flamenco rosado en el área del mar Caribe, sino a nueve kilómetros de la aislada comunidad de Mola en la que residen unos 700 habitantes, a la que se accede por un camino casi intransitable y de ciénaga.
Cubre unas 40 000 hectáreas de bosques, ríos, esteros, canales, ensenadas, lagunas costeras y mares poco profundos. Es sitio de descanso de aves migratorias procedentes de América del Norte, Central y del Sur.
La historia comenzó en 2002, al incorporarse el refugio a la lista de humedales de importancia internacional de la Convención de Ramsar.
En la provincia labora un grupo de técnicos y especialistas de Conservación de la Flora y la Fauna. El empeño y la perseverancia han tenido sus frutos: Camagüey es el mejor ejemplo en la protección y proliferación del flamenco rosado. Cuenta con la mayor nidificación del mundo de esa hermosa ave, cuyo nombre científico.
Se pueden apreciar la reproducción en la desembocadura del Río Máximo, donde se localiza el ecosistema Sabana-Camagüey, en el que se rige un proyecto de protección de la biodiversidad y el desarrollo sostenible auspiciado por Cuba y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Precisamente abril es un mes refulgente en esa zona Abril, en el que transcurre la escogida del flamenco aves para construir sus nidos, toda una obra de arte salida de los picos y las patas de esas aves. En el refugio de fauna del río Máximo, como se le conoce, se ha incrementado la bandada en más de 50 000, cifra que casi quintuplicó los que se computaban hace una década.
El paisaje es único a pocas semanas del inicio de la primavera, cuando se han calculado la presencia de alrededor de 140 000 aves en el Refugio dispuestas a anidar en esa deslumbrante zona de la costa norte camagüeyana, prodigios de esas condiciones idóneas, excepcionales o la singularidad de que hacía referencia en este texto.
Otros han contabilizado más de 150 000 de tan bellas aves en ese humedal del norte de la provincia de Camagüey, procedentes de otros sitios del país, del Caribe y de la península de Yucatán. Las dos cifras son razonables, todo depende del régimen de lluvia en la zona. Por ejemplo las sequías de 2004-2005 fueron nefastas y provocaron la pérdida de nidos y alargaron la temporada, pero 2009 se ha comportado bien y se plantea que la población total de los Flamencos Rosados sobrepasen los 230 000.
A la naturaleza se une la voluntad humana de los especialistas, quienes alimentan en sus nidos a los pequeños flamencos demasiado débiles para valerse de sus propias alas. Porque a finales de mayo salen los pichones y 72 horas más tarde sus progenitores (sólo crían a sus propios polluelos), vuelven a sus lugares de origen dejando la descendencia a cuidado de un grupo de flamencos 'nodrizas' o más bien de los humanos que lo cuidan con esmero. Todo el proceso es deslumbrante: en agosto, cuando finaliza la temporada, se protegen los ejemplares más débiles que se quedaron definitivamente atrás y los anidan en un área de cuarentena hasta que puedan alzar vuelo.
El visitante queda extasiado al contemplar tan magno paisaje de bellísimo plumaje que varía del rosa salmón al rojizo encendido, producto de los pigmentos carotenoides de su dieta con base en invertebrados y algas, los flamencos pueden medir hasta 1,20 metros de altura, a decir de los expertos. Los flamencos son grises en sus inicios y se tornan rosados completamente a los tres años.
En reconocimiento al empeño de los especialistas y trabajadores camagüeyanos el proyecto Refugio de Fauna Río Máximo obtuvo precisamente desde el propio 2002 uno de los premios que otorga el Programa de Conservación que desarrolla la British Petroleum.
Autor: Mintur, Santiago de Cuba
Fecha: Abril 22, 2009