El San Juan: jolgorios carnavalescos en el centro oriente de Cuba
El San Juan camagüeyano, del 24 al 29 de Junio de cada año es el nombre con el que la tradición ha perpetuado los festejos. Constituye uno los más importantes que se desarrollan en Cuba y forma parte del patrimonio histórico y cultural de la región.
Cientos de nacionales y extranjeros acuden a la otrora villa de Santa María del Puerto del Príncipe ―hoy Camagüey―, para presenciar, disfrutar o participar en los jolgorios carnavalescos en la también conocida Ciudad de los Tinajones.
Señalan los investigadores que desde los años 1725 y 1728, en el sexto mes del año, se organiza el San Juan camagüeyano, encuentro de disímiles raíces culturales que generalmente transcurren en medio de intensas y persistentes lluvias.
El investigador cubano Bernardo García considera que la fiesta es la más seria de las actividades humanas, donde la comunidad plasma sus valores y se identifica con ellos comunicándose con sus propias sustancias.
Y de las cientos de celebraciones populares que se desarrollan a lo largo del año en Cuba, el San Juan es una de ellas y forma parte de la cultura y la tradición camagüeyanas.
El especialista en cultura popular y tradicional Alfredo Lima Peláez destacó que la tradición se lega y otras generaciones decidirán si la mantienen, hacen crecer o si se cambia, porque existen conceptos de que la tradición es rígida. ¡Imposible!, atestiguó Lima, quien agregó que el San Juan no es patrono de Camagüey, sino de Remedios, en la provincia de Villa Clara, donde también se celebra.
Las congas y los rumberos le dan ambiente a los carnavales en una de las ciudades más antiguas de Cuba. La cultura popular se enraíza en los pueblos por eso logra trascender en el tiempo.
San Juan, Historia y Tradición
El Investigador Rafael García Grassa coincide en que: […] las fiestas del San Juan camagüeyano han sido unas de las más hermosas y sonadas que ha habido en Cuba. La primera referencia aparece en una fuente documental de 1725; en otra se hace la descripción del primer paseo, cuyo recorrido fue por las plazas donde estaban las iglesias, en 1760.
Se afirma que las raíces de uno de los más vetustos y pintorescos carnavales cubanos se remontan a siglos pasados, cuando se celebraba la festividad católica del Corpus Christi y la Epifanía, con su solemne procesión y danzas y marchas colectivas de los negros esclavos. Posteriormente, representaba momento adecuado para que los criadores de ganado acudieran a la ciudad con sus reses gordas para las ventas anuales. Pero a partir del siglo XIX las fiestas adquirieron características tradicionales, adoptaron vida propia y dejaron atrás su motivo inicial.
Desde tiempos de la colonia el San Juan constituían motivo de esparcimiento de los lugareños y visitantes tras un largo período de intensas faenas, cuando en plena primavera los hacendados, encomenderos y todo aquel que así lo deseara, dedicaban varios días a festejar el cierre de un ciclo de labranza. En sus inicios se realizaban en las áreas ganaderas pero, con el desarrollo económico, social, cultural y político de la comarca, se trasladaron a la capital provincial.
Las festividades se inician a las 12:01 de la madrugada del 24 de junio, con la lectura del tradicional Bando o permiso que autoriza los festejos ―a cargo de la máxima autoridad local―, desde el mismo balcón de la sede del Gobierno municipal en el centro histórico de Puerto Príncipe.
El propio día 24 en todas las barriadas de la ciudad se confecciona el tradicional ajiaco camagüeyano, apetitoso plato de la comida típica de la región. Se improvisan fogatas en las calles de la «suave comarca de pastores y sombreros», a decir de Nicolás Guillén. Las familias, entre rones y cervezas, historias y alegría, preparan y consumen el alimento.
Entre desfile o paseos de comparsas, congas y carrozas en diversos espacios carnavalescos, transcurre el San Juan hasta el día 29. La ciudad es engalanada por el vecindario para darle mayor esplendor al recorrido de vehículos adornados con los más diversos motivos fruto del ingenio popular. Se produce una competencia para elegir los barrios y calles que han sido mejor embellecidos.
El ambiente de San Juan se aprecia desde muchos días antes cuando comienzan los ensayos de congas y comparsas en barrios y calles como Matadero, Rosario, Palma, Cristo y El Jardín, entre otros.
Pero el mayor atractivo del San Juan en Camagüey es la ficticia ceremonia funeraria del entierro de San Pedro, en la tarde del 29 de junio, al compás del enardecido sonido afrocubano de los tambores, el repiqueteo de los cencerros y el sonido agudo de las trompetas que arrastran a la multitud, no pocas veces bajo la lluvia de la primavera. Con esta lucida ceremonia se despide la mayor festividad de la villa de Santa María del Puerto del Príncipe, hoy Camagüey.
Las fiestas sanjuaneras son llamativas de igual forma por los monos viejos, las comidas tradicionales, el colorido de los vestuarios y los bailes populares que forman parte ya del patrimonio histórico y cultural de la región. No obstante su nombre genérico, no representa en sí una fiesta religiosa, sino profana, ubicada de manera estable entre las celebraciones católicas de San Juan, el 24 de Junio, y de San Pedro, el 29 del propio mes.
El especialista en cultura popular y tradicional Alfredo Lima Peláez destacó la importancia de apelar a los escritos, documentos pictográficos y en especial a la memoria colectiva de los hombres, a la "que estamos apelando para enfrentar los temas, salvaguardar los recuerdos".
El experto enumeró más de medio centenar de fiestas y ferias en Camagüey y resaltó el papel de la familia en la transmisión a las nuevas generaciones de todo el tesoro cultural de la región.
Enfatizó que el San Juan empezó de una manera, pero que "en 1827 el patriciado fue el nombre que encontraron los historiadores camagüeyanos para hablar de los ricos en la región y luego los calificaron como los patricios", quienes consideraban al San Juan, una fiesta de chusmas y pensaron en convertirlo en carnaval que venía de Europa. Cuando entró el ferrocarril, más fuerte llegaron las influencias.
La diferencia entre el San Juan y el Carnaval no se distancian, aunque si tienen distintos matices, defendió. En sentido general, expresó, "las fiestas son nuestras, las sentimos, nos pasa por la sangre y la lloramos". El San Juan, es parte del vivir de los camagüeyanos.
Autor: Lázaro David Najarro Pujol
Publicado: Mayo 23 de 2017 (actualización del artículo publicado el 24 de Junio de 2009)